viernes, 21 de marzo de 2008

Sumo y sigo

Tenemos memoria, tenemos amigos, tenemos los trenes, la risa, los bares, tenemos la duda y la fe, sumo y sigo, tenemos moteles, garitos, alteres. Tenemos urgencias, amores que matan, tenemos silencio, tabaco, razones, tenemos Venecia, tenemos Manhattan, tenemos cenizas de revoluciones. Tenemos zapatos, orgullo, presente, tenemos costumbres, pudores, jadeos, tenemos la boca, tenemos los dientes, saliva, cinismo, locura, deseo. Tenemos el sexo y el rock y la droga, los pies en el barrio, y el grito en el cielo, tenemos Quintero, León y Quiroga, y un bisnes pendiente con Pedro Botero. Tenemos un as escondido en la manga, tenemos nostalgia, piedad, insolencia, monjas de Fellini, curas de Berlanga, veneno, resaca, perfume, violencia. Tenemos un techo con libros y besos, tenemos el morbo, los celos, la sangre, tenemos la niebla metida en los huesos, tenemos el lujo de no tener hambre. Tenemos talones de Aquiles sin fondos, ropa de domingo, ninguna bandera, nubes de verano, guerras de Macondo, setas en noviembre, fiebre de primavera. Glorietas, revistas, zaguanes, pistolas, que importa, lo siento, hastasiempre, te quiero, hinchas del atleti, gángsters de Coppola, verónica y cuarto de Curro Romero. Tenemos el mal de la melancolía, la sed y la rabia, el ruido y las nueces, tenemos el agua y, dos veces al día, el santo milagro del pan y los peces. Tenemos lolitas, tenemos donjuanes; Lennon y McCartney, Gardel y LePera; tenemos horóscopos, Biblias, Coranes, ramblas en la luna, vírgenes de cera. Tenemos naufragios soñados en playas de islotes son nombre ni ley ni rutina, tenemos heridas, tenemos medallas, laureles de gloria, coronas de espinas. Tenemos caprichos, muñecas hinchables, ángeles caídos, barquitos de vela, pobre exquisitos, ricos miserables, ratoncitos Pérez, dolores de muelas. Tenemos proyectos que se marchitaron, crímenes perfectos que no cometimos, retratos de novias que nos olvidaron, y un alma en oferta que nunca vendimos. Tenemos poetas, colgados, canallas, Quijotes y Sanchos, Babel y Sodoma, abuelos que siempre ganaban batallas, caminos que nunca llevaban a Roma.



Sumo y sigo...

1 comentario:

Viceversa dijo...

¡Martinha!
Non hai nada que sentir. Encántame como escribes, pasaría horas lendo todos os teus textos, e alégrome de que tí leas o que eu escribo.
Estou segura de que co tempo, todos eses cambios que esperamos rematan por chegar. Ás veces van ocorrendo tan paseniñamente que nin nos percatamos, pero se dentro dun tempo parámonos a pensar e miramos cara atrás, darémonos conta de cómo foron a mellor as cousas. Como ben dín por ahí, tempo ao tempo. (:
Por certo, deixáchesme abraiada coa última entrada.
Toda unha xenia, sí señor.
UnBiquiño señorita.
¡Non cambies!